Tras una carta enviada al congresista de la República, Alex Flores, el colectivo impulsor «Basilio Auqui» de la comunidad de Chalco, integrado por Alejandro Bellido y Gilver Cisneros, solicitó que se aprobara, mediante un proyecto de Ley, declarar a Basilio Auqui Huaytalla como héroe y mártir de la independencia del Perú.
El congresista por Ayacucho, Alex Flores, preside la Comisión de Cultura y Patrimonio Cultural de Congreso y, en ese sentido, impulsar y promover que se reconozca, en el marco de las celebraciones del Bicentenario, la independencia del Perú y casi a puertas de la batalla de Ayacucho, dicho meritorio para un personaje marginado de la historia oficial del Perú.
También en el documento se lee, que el propósito es reconocer la participación protagónica en el proceso de la independencia del país del dominio español y en honor de los hombres y mujeres que resistieron en la gesta emancipadora.
Asimismo, tal y como sostiene la Carta, se cuenta con un antecedente en cuanto a un proyecto de Ley N° 7703-2021-CR, que declara como héroe de la independencia del Perú a Pablo Basilio Auqui Huaytalla del Distrito de Los Morochucos, provincia de Cangallo – Ayacucho, la cual podría facilitar y tendría que facilitar la solicitud.
HISTORIA DE BASILIO AUQUI
Para hablar de Basilio Auqui hay que hablar de Los Morochucos de Pampa Cangallo, Ayacucho. Habitantes de la altiplanicie, expertos jinetes, mestizos de tez y ojos claros a los que el mito atribuye ser descendientes de los almagristas derrotados en la batalla de Chupas, en 1542.
Nelson Pereyra dice que sin la ayuda de Los Morochucos el general patriota no habría podido cruzar el territorio de la Intendencia de Huamanga.
–Solamente con el apoyo de las guerrillas en avituallamiento, en alimentos, en ganado, conduciendo al ejército por las rutas, indicándole dónde descansar, dónde comer, solamente con ese apoyo, Álvarez pudo tomar la ciudad de Huamanga, jurar la independencia allí y seguir camino hacia el Valle del Mantaro– dice el historiador.
Según el historiador José Luis Igue, Los Morochucos se batieron para impedir que Ricafort fuera detrás de Arenales. En represalia, el brigadier realista los persiguió hasta Cangallo, los derrotó en la estancia de Chupasconga e incendió su ciudad. Trescientos patriotas dejaron su vida ese día en el campo de batalla.
Entre 1821 y 1822, las guerrillas morochucas se convirtieron en un dolor de cabeza para las tropas del virrey. Atacaban aquí y allá y desaparecían rápidamente, tendiendo emboscadas y tomando pueblos dominados por los realistas en los que difundían el discurso libertador.
En noviembre de 1821, el líder de una de estas partidas, un mestizo comerciante de ganado, septuagenario, dirigió un ataque que ha pasado a la historia de Ayacucho: en el camino de Secchapampa, Basilio Auqui ordenó a su gente arar, enfangar y cubrir con vegetación un tramo por el que debía pasar un escuadrón realista. Un grupo de guerrilleros se puso de cebo. Cuando los realistas los vieron, se les fueron encima sin saber que se precipitaban a la trampa pantanosa que les habían preparado, donde fueron ultimados a pedradas.
La venganza de los militares españoles no se hizo esperar: pocas semanas después, sus tropas volvieron a destruir e incendiar Cangallo. El general realista Carratalá declaró que quedaba borrado de los pueblos “el criminalísimo Cangallo”. El patriota Juan Pardo de Zela presagió que se levantaría de sus cenizas y pasaría a la posteridad.
Basilio Auqui fue la figura máxima de estos meses de resistencia campesina. El historiador Max Aguirre dice que su partida de guerrilleros era casi imbatible, al punto de que le pusieron precio a su cabeza.